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Una Realidad Contrapuesta

by en 04/14/2013

Por: Laura Ruiz Duarte

La primera vez que vi a Lorena fue el 22 de febrero de 2013, cuando coincidimos en una reunión del grupo teatral Barraca que planeaba un actividad de conscientización de personas LGTBI.

A primera vista, Lorena tenía un aspecto andrógino que contrastaba con un tono de voz y unos gestos suaves que me llamaron la atención, pues planteaban otra forma de ser de una persona trans, alejada de una estética ultra-femenina de la que yo estaba acostumbrada a ver.

Sus intervenciones a lo largo de la reunión expresaban los pensamientos de una mujer transexual que se oponía a que las personas LGTBI fueran juzgadas o sometidas a la discriminación. Ella hablaba con gran seguridad sobre sus derechos, defendía los ideales de una sociedad más incluyente y revelaba una vasta experiencia con personas transgénero.

Una vez finalizado el encuentro, no pude evitar buscarla y hablarle sobre el trabajo que estaba adelantando como parte de la clase de Coyuntura Política Colombiana, que consiste en narrar una historia en la cual se esté reflexionando y debatiendo sobre temas de actualidad. En esa ocasión, me interesaría narrar la vida de una persona que trabaja por la restitución de los derechos humanos en la población de los sectores LGTBI, en un país donde las personas con distintas inclinaciones sexuales, siguen ganando terreno en la lucha por el respeto a sus derechos.

Debido a sus múltiples ocupaciones sólo hasta el 12 de marzo del 2013 logré concertar la primera entrevista con ella y con algunas de sus amigas, quienes también hacen parte de la mesa de trabajo de la comunidad LGTBI y son parte del grupo teatral Barraca. En esa oportunidad ellas me hablaron sobre sus principales preocupaciones en torno a la discriminación que sufren las personas homosexuales, lo que a su vez, esencialmente se convierte en las motivaciones para estar trabajando dentro de la obra; además compartieron algunas de sus experiencias en distintos espacios educativos y me contaron un poco de su vida. Después programamos una cita, con la intención de que yo pudiera observar la manera en que trabajan individual y grupalmente por la movilización de los derechos de la comunidad LGTBI.

Así que esta historia está basada en este corto mes que llevó de conocer a Lorena. Tiene en cuenta nuestros encuentros esporádicos como las dos reuniones que realizamos con la finalidad de aclarar mis dudas y ahondar más en las expericias de Lorena.

Lorena es una persona reconocida en la comunidad LGTBI por sus más de 5 años de trabajo como defensora de los derechos de las personas sexualmente diversas. Actualmente es una de las voceras de la Mesa de trabajo LGTBI de Bogotá; lidera varias acciones en contra de la patologización de la transexualidad y la discriminación de género; trabaja con el Instituto Distrital para la Participación y Acción Comunal, e incluso ha aparecido en varios medios de comunicación, para hablar sobre las demandas de los sectores LGTBI, y su situación de vulnerablidad en el país.

Pese a que es una cara conocida para muchas de las personas que hacen parte de la comunidad LGTBI, Lorena es una persona muy reservada con su vida privada. Durante nuestras conversaciones siempre salen a relucir sus posturas ideológicas frente a la diversidad sexual y de género, pero admite que muchas partes de su vida no me las cuenta porque aún le producen dolor.

Lorena nació el 5 de Junio de 1964 en Bogotá. Desde muy pequeña sentía que algo no andaba bien pues no era igual a los otros niños ni tampoco podía ser una niña. Cuando tenía 6 años se puso un hermosa vestido que era de su hermana y empezó a jugar con él en el patio de su casa. Pero ese momento de gran alegría fue interrumpido cuando su papá llegó y la castigó encerrándola en un cuarto oscuro. “Yo no entendía por qué me castigaba pero me encerró en un cuarto oscuro y eso automáticamente me marcó, como el hecho de que no te puedes sentir así, tienes que vivir las cosas como yo te digo, porque si no vas a recibir algo que te produce miedo, porque para mí la oscuridad era tenebrosa”

La infancia y el paso por el colegio fueron etapas muy difíciles de su vida. Al ser un niño afeminado fue blanco de la discriminación expresada en rechazo, burlas, miradas despectivas, y comentarios hirientes. Ella también se imponía un silencio hacia su propia inconformidad. Pensaba que sufrir sola y empeñarse en ser una estudiante aplicada eran la mejor forma de ser agradecida con el gran esfuerzo que su mamá y su papá hacían para darle educación.

Sus esfuerzos por ser masculina eran un intento fallido que siempre la conducían a la conclusión de que su experiencia escolar, en vez de ayudarle a ser una mejor persona, sólo le generaba conflictos, la llevaba a cuestionarse constantemente sobre qué le sucedía y qué había de malo en ella como para no poder ser como los otros niños y relacionarse con la gente. “No tenía amigos ni amigas, a nadie le interesaba tener una relación cercana con una persona como yo. Me hubiera encantado tener a quien decirle y que me hubiera creído por lo que estaba pasando y lo que sentía”.

Eventualmente Lorena encontraría con quien hablar sobre sus sentimientos. A sus 18 años tuvo su primer contacto con personas trans. Una noche cuando iba en el carro con su papá vio a las mujeres trans que se prostituían y sintió mucha curiosidad por esa feminidad tan distinta a la que ella estaba acostumbrada. Después de esa noche Lorena regresó al lugar donde se ubicaban estas chicas, y con el tiempo se convirtió en parte de su cotidianidad, de tal manera que hizo varias amigas y empezó a hablarles sobre sus inquietudes. Estos encuentros influyeron considerablemente en su vida, pues le hicieron ver que existían personas como ella y que aún quedaba mucho por trabajar pues ese no era el tipo de vida que quería tener.

Posteriormente, Lorena estudió hotelería y turismo, y trabajó por 10 años en la aerolínea American Airlines como gerente de carga. Sin embargo, en sus tiempos libres, participaba en foros y grupos de discusión, en redes sociales sobre la homosexualidad y fue de esta manera que empezó clandestinamente su trabajo como activista LGTBI.

Desde hace 10 años Lorena inició su tránsito. Vive hace 6 años como mujer y ha intentado ir sensibilizando a su familia sobre su identidad de género diversa, pero haciéndolo desde una construcción de mujer muy relacionada con la que percibió en su hogar; es decir una mujer responsable, hogareña y estable emocionalmente. De esta manera ha logrado que sus familiares abandonen sus miedos sobre una vida desordenada o indecente y al contrario afiancen la seguridad que tienen en su futuro.

Lorena hace parte de las más de 20 mil personas que han encontrado apoyo en el centro comunitario LGTBI. «Lo que pasa con las personas es que todo lo que no se parece a ellas les da miedo. Yo misma sentí temor y por eso tuve que trabajar, tener un proceso de reconocimiento y aceptación en el que el centro comunitario fue decisivo». Fue allí trabajando desde la mesa de trabajo de la comunidad, donde Lorena encontró en el teatro la posibilidad de hacer talleres que llevaran a la sensibilización sobre cuestiones de género.

Lorena hace parte de la obra «Lesbianas», dirigida por Daniel Galeano, una obra que de una manera divertida y sin tapujos aborda temas sensibles en nuestra sociedad.  La historia toca un tema fuerte como el amor físico entre mujeres, pero también es una reflexión sobre muchas situaciones en general de los seres humanos. “Puede ser que por el título “LesbiAnas”, la gente piense que es una obra atrevida o muy erótica, pero está manejada en tono de comedia”. La obra ocurre en un baño de mujeres, donde se ven algunos monólogos que hacen de la historia una representación lineal, lo cuál permite preparar cuadros que se apoyan en el trabajo corporal y emocional de cada personaje, que posteriormente son interrelacionados y desdibujan las características de cada mujer. Allí es donde la concentración juega un rol determinante y la dualidad entre personaje-actriz es evidente.

Lorena es consiente que dentro del público hay personas que no comparten su manera de pensar, “Para mí esta obra permite sacar del clóset el teatro. Yo tenía una profesora que decía que el teatro es como una mujer vieja a la que es muy difícil complacer, así que lo mejor es violarlo; es decir, reinventarlo, transgredirlo”. Para ella, esta obra es un reto personal en la medida en que tiene que ver con su realidad y la realidad de muchas personas cercanas, lo hace que se apropie más del personaje y logre dar un mensaje de sensibilización al público.

Actualmente, Lorena, se encuentra vinculada al Proyecto 610 de la Alcaldía Mayor que trabaja con los temas de diversidad de género y orientación sexual. “El objetivo del Distrito es la implementación de los tres Centros Comunitarios LGTBI  de la capital para apoyar a las personas pertenecientes a este sector de la población con ayuda sicológica, talleres y orientación profesional”1. Desde el Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal, IDPAC, Lorena informa, divulga y protege los derechos humanos de la población de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, promueve actividades orientadas a fortalecer sus organizaciones y  participa en eventos y actividades en las que se sensibiliza a la comunidad en general sobre la existencia y reconocimiento de la comunidad LGBTI.

1. (2012, 27 de Agosto) “Transgeneristas en los escenarios de Bogotá” En: Vive.in Recuperado el: 13 de Abril de 2013 de: http://bogota.vive.in/especialesmultimedia/sexosingenero/ARTICULO-PRINTER_FRIENDLY-VPRINTER_FRIENDLY-12169082.html

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